Con esta decisión la liga lleva el fin de semana de las estrellas de la Ciudad del Viento por primera vez desde 1988, dejando sin premio a otras ciudades que presentaron su candidatura. Entre estas se encontraban Cleveland, Milwaukee, Orlando, Detroit y Houston.

Fue justo ese All-Star de 1988 el que nos dejó una de las ediciones más memorables. Un jovencísimo Michael Jordan sería coronado como MVP del partido de las estrellas y se llevaría el concurso de mates tras el ya mítico duelo contra Dominique Wilkins, por aquel entonces estrella de Atlanta Hawks.

La elección de Chicago rompe con la línea que la NBA se había marcado para otorgar los últimos All-Star. Desde hace años la liga había premiado a esos equipos que renovaban o construían una nueva cancha, como es el caso de Toronto o Charlotte. Ahora, el United Center, estadio construido en 1994, podrá albergar por primera vez la mayor fiesta del baloncesto.

Lo cierto es que extraña que tan mítica cancha, con Michael Jordan como principal emblema e imborrables noches de basket sobre su parqué, haya tenido que esperar 26 años para acoger un All-Star.