El número 2 del Draft de 2017 lleva disputados 11 partidos con la franquicia angelina para firmar un 29,5% en tiros de campo y un 23,1% desde el triple. Además, se está quedando en un 34,4% en los lanzamientos realizados en la pintura.
Sus estadísticas son malas, pero más sorprenden cuando las comparamos con lo que hizo durante su año en UCLA. Allí se disparó hasta un 55,1% en tiros de campo, 41,2% en triples y 78,9% en la pintura. Entonces, ¿qué está ocurriendo? Ball cree que se trata de una cuestión mental.
“Siendo honesto, es algo que está en mi cabeza. Sé que puedo hacer los tiros”, explica a Jeff Goodman de ESPN.com en relación a sus continuos fallos lanzando a canasta.
Dejando de lado su mecánica, la cual sabemos que nunca ha sido demasiado ortodoxa, lo cierto es que puede tener razón. Su acierto en la etapa universitaria era prácticamente el doble, y sin lesiones de por medio, el bajón en sus prestaciones puede deberse a un bloqueo mental. Eso sí, la defensas en la NBA no tienen nada que ver con la universidad.