Tienen poco que ganar y todo para perder. Devon Alexander y Víctor Ortiz fueron algo en el pasado y este 17 de febrero intentarán mover las aguas de un arroyo que fluye a duras penas arrastrando sus carreras con lentitud.
Esta es una historia repetida en el boxeo hasta el cansancio.
Era un secreto muy mal guardado que ambos iban a chocar como parte de la parrilla televisiva de Premier Boxing Champions en El Paso, Texas, por la pantalla de Fox y Fox Deportes. Queda por ver si el público aún mantiene interés en estos guerreros que se aferran a una esperanza de corta duración.
Los dos fueron campeones hace mucho tiempo, cuando la actual generación de reyes en el peso welter eran apenas aspirantes, pero problemas de todo tipo los fueron alejando de los sitios prominentes, de las grandes peleas y las bolsas jugosas.
Alexander (27-4, 14 KO) era un boxeador más completo. Lo hacía todo bien, pegaba y se movía, se burlaba de sus oponentes, pero un trío de derrotas y una batalla a muerte con la adicción a calmantes y sustancias contra el dolor descarrilaron su carrera durante dos temporadas.
El pasado 25 de noviembre regresó para vencer a Walter Castillo de manera contundente en una decisión unánime, pero el nicaragüense dista de ser una prueba como la de un Keith Thurman, un Errol Spence, un Danny García o incluso un Lamont Peterson.
“Estoy contento por volver al ring contra un boxedor como Víctor Ortiz”, apuntó Alexander. “Mi velocidad e inteligencia me permitirán ganar este combate. Víctor pega duro, pero mis habilidades harán la diferencia. Estoy listo para cualquier reto. Cuando estoy a un 100 por ciento nadie puede vencerme”.
Lo de Ortiz (32-6-2, 25 KO) ha sido peor. Perdió faja en aquella inolvidable y terrible actuación contra Floyd Mayweather en el 2011 y luego se mantuvo con intermitencias, que incluso le llevaron a probar suerte en Hollywood, aunque sin hacer mucho ruido.
Varias derrotas y un par de victorias más tarde, Berto cayó por nocaut frente a Andre Berto -otro de los idos de la división- y no pisa la lona desde el 30 de julio, cuando superó a Saúl Corral. Con el “Vicius” siempre resulta un misterio la forma física y la dedicación mental.
“Estoy listo para entregarme completo y vencer a Devon Alexander para recuperar mi corona”, expresó Ortiz. “Mi prioridad es retornar tan fuerte como sea posible para colocarme en una posición que me permita recuperar mis fajas una vez más”.
Quien gane aquí abra abierto una mínima ventana de futuro, aunque el camino a recorrer hasta la cima de las 147 libras parece más peligroso que un campo minado. Quien pierda se sumirá en la oscuridad total, esa que no quiere ningún boxeador.