La situación la resumimos en tres puntos y seguido. Okafor quiere jugar. Los 76ers (o Brett Brown) no lo alinean. Y por ahora ni lo renuevan, ni lo cortan ni lo traspasan; ni tampoco le ponen a jugar.
Un muro que está mutando en habitáculo pequeño y sin respiradero, asfixiando paulatinamente la juventud baloncestística del ex de Duke; son dos años ya en el disparadero del cañón, pero sin que nadie se compadezca lo suficiente como para activar la mecha.
El point guard de los Cavaliers, cuya máxima expresión de baloncesto se reduce por ahora a la esfera virtual, ha querido opinar sobre este caso de bloqueo. “Colega, están actuando como si Okafor no supiera jugar. Dejadle salir y que parta la pana [rock out] para otro equipo. De locos lo que están haciendo con él”.
Thomas arde en deseos de jugar, pero le queda de baja mínimo hasta enero. Es fácil de entender que se ponga del lado del center. —”Ya que no yo, que al menos sea otro el que se luzca”, debe pasar por su cabeza—. Dos casos de lo más distintos pero con una máxima común: ‘Querer y no poder’.